Ahora, los consumidores peruanos pueden ver cambios significativos en los costos de sus créditos de consumo —tarjetas de crédito y préstamos personales— porque la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) ha dispuesto que los bancos y financieras deberán ofrecer al menos un producto sin la condición de contratar un seguro de desgravamen.
Aunque esta medida otorga más flexibilidad al usuario, también plantea desafíos: ¿Qué tan conveniente será prescindir del seguro? ¿podría esto subir las tasas de interés? En este artículo, desglosamos los principales efectos, riesgos y lo que los clientes deberían tener en cuenta para tomar decisiones informadas.
La nueva regulación obliga a que dentro del portafolio de créditos de consumo —incluyendo tarjetas de crédito y préstamos personales— exista al menos una opción en la que no se condicione la contratación del seguro de desgravamen. Hasta ahora, era habitual que dicho seguro viniera como requisito automático. Con esta medida, los usuarios podrán elegir si desean o no asumir ese costo adicional, según su perfil, plazos y riesgos personales.
Es importante resaltar que los créditos hipotecarios quedan exentos de esta disposición: para esos productos, la obligatoriedad del desgravamen se mantiene tal como estaba.
Para consumidores con obligaciones de corto plazo —por ejemplo, préstamos de consumo que duran menos de 18 meses— la campaña será especialmente relevante. Estos usuarios podrían optar por eliminar el seguro, considerando que en un periodo breve la probabilidad de riesgos mayores es menor y el costo del seguro puede percibirse como una carga innecesaria.
No obstante, esta decisión no será tan simple ni universalmente beneficiosa. Aunque se ahorre la prima del seguro, podría ocurrir que las tasas de interés suban significativamente para compensar el riesgo que antes asumía el seguro. En muchos casos, esa mayor tasa podría superar lo que se habría pagado por el seguro.
Si la persona que pidió el crédito fallece, sin seguro de desgravamen, su deuda queda pendiente para la masa hereditaria. Esto puede generar obligaciones que los herederos tendrán que asumir.
Las entidades financieras, al asumir un mayor riesgo, podrían elevar las tasas para quienes representen mayor probabilidad de incumplimiento: personas mayores, quienes soliciten montos mayores, o quienes no cuenten con historial crediticio sólido.
En zonas donde la cultura financiera es menor, o entre segmentos con menor educación financiera, es probable que muchos usuarios no midan correctamente las desventajas de prescindir del seguro. La oferta deberá ser presentada de forma clara para evitar casos de omisión de información.
Para quienes estén evaluando créditos ahora, estos consejos pueden ayudar:
Las instituciones que otorgan créditos deben:
La medida de la SBS que permite ofrecer productos financieros sin la obligatoriedad del seguro de desgravamen abre nuevas posibilidades para los usuarios: más libertad de elección, potencial ahorro de costos y una estructura más transparente de los créditos. Sin embargo, esa libertad viene con responsabilidades. Tanto los deudores como los prestamistas deberán ajustar sus decisiones según el perfil de riesgo, plazo del crédito y condiciones personales.
En síntesis: no hay respuesta universal sobre qué opción será mejor. Lo que sí se hace indispensable es contar con información clara y completa. Solo así cada persona podrá tomar una decisión financiera acorde con sus necesidades, evitando sorpresas desagradables más adelante.
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